El segundo río más largo de América del Sur está en su punto más bajo

El segundo río más grande de América del Sur después del Amazonas, el río Paraná, se ha ido reduciendo desde 2019 y ha alcanzado niveles sin precedentes desde 1940.

Los expertos dudan que aún con la temporada de lluvias en diciembre recupere la exuberancia que la ha convertido en la principal vía de integración en la zona del Mercosur.

El descenso de los niveles de agua en los últimos meses ha afectado a la navegación mercante, la generación de energía, la pesca, el turismo, el abastecimiento de agua potable y el riego, cambiando el relieve, el agua y el suelo de formas que nadie se atreve a decir si es permanente.

un flujo estratégico

El río Paraná está conectado con las aguas subterráneas del Acuífero Guaraní, una de las reservas de agua dulce más grandes del mundo.
Sus más de 4.000 kilómetros conectan las principales ciudades de América del Sur y sus sedimentos alimentan las llanuras agrícolas que bañan Argentina.

“Paraná es el humedal socioproductivo más grande, con mayor biodiversidad e importante de Argentina”, explica a AFP el geólogo Carlos Ramonell, profesor de la Universidad Nacional de la Costa.

Aunque el canal principal fluye actualmente en su red de canales secundarios, “solo tiene entre un 10 y un 20% de agua, el resto está seco”, dice.

Marcio Lizana

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