Un proyecto de IA presenta rostros adultos de niños desaparecidos durante la dictadura militar de Argentina

BUENOS AIRES, Argentina – Si un bebé fuera separado de sus padres hace cuatro décadas durante la dictadura militar de Argentina, ¿cómo sería esa persona hoy?

Casi todos los días, Barros sube estas imágenes a una cuenta de Instagram llamada iabuelas, un acrónimo en español de inteligencia artificial o IA y abuela o abuela, asumida por el conocido grupo activista Abuelas de Plaza de Mayo, que busca niños desaparecidos.

“Hemos visto fotos de la mayoría de los desaparecidos, pero no tenemos fotos de sus hijos, los niños que fueron robados”, dijo Barros a The Associated Press. “Me llamó la atención que estas personas no tuvieran rostro”.

Durante la sangrienta dictadura de Argentina de 1976 a 1983, los militares robaron sistemáticamente bebés a los disidentes políticos, quienes fueron encarcelados o, a menudo, ejecutados sin dejar rastro y eliminados. Los bebés a menudo eran criados por familias asociadas o vinculadas ideológicamente a la dictadura como si fueran suyos.

Usando una aplicación llamada Midjourney, Barros combina fotografías de padres y madres desaparecidos del archivo público del sitio web Grandmothers para crear imágenes de cómo podrían verse los rostros de sus hijos hoy como adultos. Para cada combinación, la aplicación mostrará dos posibilidades femeninas y dos masculinas. Luego, Barros selecciona la imagen de cada género que parece más realista.

El proyecto no pretende reemplazar los esfuerzos del grupo de abuelas para identificar a los nietos mediante pruebas de ADN. Más bien, afirma Barros, el objetivo es despertar la conciencia de los mayores de 46 años que puedan tener dudas sobre sus orígenes, y servir de recordatorio de las más de cuatro décadas que las abuelas pasaron intentando localizar de cerca a estos niños.

Las abuelas de Plaza de Mayo calculan que alrededor de 500 niños fueron arrebatados a sus padres durante la dictadura. El grupo ha localizado a 133 nietos mediante análisis genéticos.

El colectivo valora la iniciativa de Barros como una forma de concienciar sobre los niños que fueron robados o secuestrados durante la dictadura. Sin embargo, advierten que la única herramienta infalible para vincular a estas personas con sus familias de origen son las pruebas de ADN, que siguen siendo realizadas por el Banco Nacional de Datos Genéticos, que ellos ayudaron a establecer en 1987.

Además de trabajar con fotografías del archivo de las abuelas, Barros también utiliza material fotográfico aportado por los interesados.

En algunos casos, quienes accedieron a iaabuelas notaron una tendencia a la estandarización en las imágenes, lo que generó dudas sobre su aproximación a la realidad. Pero en otros casos, las familias que buscan a un pariente perdido se han sorprendido por el parecido de esos rostros con parientes consanguíneos.

Este fue el caso de Matías Ayastuy, quien contactó a Barros y le proporcionó fotos de sus padres desaparecidos para ver cómo sería un posible hermano o hermana. Su madre, Marta Bugnone, fue secuestrada en 1977 cuando estaba embarazada. Al combinar la imagen de ella y la de su padre, Jorge Ayastuy, la herramienta de inteligencia artificial pudo producir resultados impresionantes.

“Mucha gente tiene una visión de la imagen masculina similar a la mía. Pero lo que sacó a relucir algo muy, muy fuerte para mí fue lo femenino. “Encontré un parecido muy sorprendente con un primo mío”, dijo Ayastuy.

En el mes transcurrido desde que se lanzó la iniciativa de Barros, no ha salido a la luz ningún caso de que un adulto se pareciera a una de sus fotografías y luego se embarcara en un proceso de identificación formal.

Todas las imágenes de los padres desaparecidos y sus posibles hijos están subidas a la cuenta de Instagram, con una nota de que iabuelas es un “proyecto artístico no oficial” y que los resultados generados por la inteligencia artificial pueden ser inexactos.

Pedro Sandoval, un nieto identificado en 2006, inicialmente acogió con agrado la iniciativa de Barros, pero luego decidió que era imperfecta porque parecía basarse demasiado en “patrones estandarizados” de personas con características europeas. Su madre, Liliana Fontana, y su padre, Pedro Sandoval, se encuentran entre las 30.000 personas desaparecidas contabilizadas por organizaciones humanitarias.

En cuanto a las abuelas, no quieren que la campaña de IA cree falsas expectativas en quienes encuentran similitudes con las imágenes generadas, por lo que aconsejan tomar la campaña con cautela.

“Es una campaña que muestra simulaciones de posibles rostros de hijos e hijas de desaparecidos, pero sabemos que las personas están compuestas por mucho más del 50 por ciento de cada uno de sus padres y que las solicitudes extranjeras están ligadas a los genotipos de sus poblaciones”. , dijo el grupo en un comunicado a finales de julio. “Por lo tanto, los resultados no son correctos”.

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Contribuyó Víctor Caivano, videoperiodista de The Associated Press.

Marcio Lizana

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