Por Juan Manuel Harán
Después de unas sorprendentes elecciones parlamentarias, Argentina está luchando entre polos opuestos. ¿Qué pasó, qué puede pasar después y qué impacto tendrán las elecciones argentinas en el escenario internacional?
El año electoral argentino siempre depara sorpresas: Sergio Massa, candidato del partido gobernante (peronista, centroizquierda) y actual Ministro de Economía, ganó las elecciones del 22 de octubre con el 36,6% del total de votos. Ahora tiene buenas posibilidades de prevalecer en la segunda vuelta del 19 de noviembre, a pesar de gestionar una economía con una inflación anual del 140%.
Los pronósticos de la mayoría de los encuestadores volvieron a fallar, ya que vieron a Javier Milei, el candidato externo de La Libertad Avanza (Derecha Libertaria), como el ganador más probable. Sin embargo, el candidato ultra libertario sólo obtuvo el 29,98% de los votos, los mismos que en las primarias.
El panorama lo completó el fracaso de Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio (centroderecha). La alianza entre el PRO, el partido del expresidente Mauricio Macri, y la centenaria Unión Cívica Radical quedó segunda en las primarias con el 28% de los votos, pero en las parlamentarias, debilitadas por conflictos internos y sin un discurso electoral atractivo, sólo logró alcanzar el 23,83%. Como resultado, JxC quedó excluida de cualquier competencia y su continuidad como alianza está en riesgo, ya que JxC pasó de una posición de gobierno entre 2015 y 2019 a tercera fuerza en 2023.
Para una mejor comprensión, es importante aclarar que Argentina tiene un sistema electoral de tres niveles. La primera son las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), en las que cada coalición política decide su candidato oficial ante el electorado general. En la segunda instancia, las “elecciones generales”, los candidatos ganadores en las primarias de sus respectivas coaliciones compiten entre sí. El candidato que recibe el 45% de los votos o el 40% con una diferencia de al menos 10 puntos con respecto al segundo candidato es investido presidente. Finalmente, en caso de que ningún candidato obtenga estos votos, como ocurrió el domingo pasado, la última instancia electoral será una votación entre los dos candidatos más votados en la elección general.
Antes de pasar a la tercera fase de esta elección presidencial, debemos intentar comprender algunas preguntas.
¿Qué pasó entre las PASO y las elecciones generales?
Patricia Bullrich, quien parecía ser la opción fuerte y combativa de JxC contra la actual administración, quedó atrapada en una especie de sándwich ideológico. Javier Milei recibió los votos más fuertes y de extrema derecha, mientras que Massa logró atraer más eficazmente al electorado más moderado, a pesar de la crisis económica que lo ha convertido en una cara visible desde hace más de un año.
Además, la alianza no pudo frenar los votos de Horacio Rodríguez Larreta (que perdió las primarias dentro de JxC), que se estimó fueron para el propio Massa, incluida Milei, pero sobre todo para el gobernador de la provincia de Córdoba, Juan. Schiaretti, dirigente de Hacemos por Nuestro País. Schiaretti participó de manera excelente en los debates presidenciales y logró duplicar los votos obtenidos en las PASO (3,71%) para estas elecciones generales (6,78%), donde hubo mayor afluencia de votos.
24.935.583 personas (70,43% del número total de votantes elegibles) votaron en las elecciones primarias y 27.100.675 (77,65%) votaron en las elecciones generales. Estos nuevos votantes se dirigieron principalmente al candidato Sergio Massa, que sumó casi tres millones de votos más de una vuelta a la siguiente, y a Schiaretti, que obtuvo casi un millón de votos. Por su parte, Javier Milei no logró sumar ni 500.000 votos más, mientras que JxC como alianza perdió más de 600.000 votos.
¿Qué podría pasar en la segunda vuelta de las elecciones?
Ya ha terminado la batalla sobre quién seducirá a los votantes de las otras tres fuerzas que participaron en las elecciones parlamentarias. Directivos de JxC han comenzado a anunciar su apoyo a algún candidato o su abstención, aunque la opinión de los directivos no significa que esos votos vayan a parar al bando designado.
Primero, JxC está debatiendo públicamente frente a sus electores qué hacer. El expresidente Mauricio Macri y Patricia Bullrich decidieron llegar rápidamente a un acuerdo con Javier Milei sin consultar a sus socios de la Unión Cívica Radical, ni a otros partidos menores que integran la alianza, ni a los propios miembros del PRO. ¿Significa esto que los más de 6 millones de votos que recibió Patricia Bullrich serán “traspasados” a Milei? De nada. Sin embargo, el apoyo a Macri y la formación de una alianza antikirchnerista o antiperonista podrían resultar atractivos para una parte de la población desilusionada con el actual gobierno.
No se sabe qué pasará con esta corriente de votos, aunque es previsible que la mayoría de votos vayan a parar a Javier Milei. Al mismo tiempo, una parte del electorado puede perder su intención de votar en la segunda vuelta y tener que elegir entre saltar al vacío y continuar con la corrupción, como han dicho algunos en este espacio, lo que se reflejará en una menor participación electoral en el día de las elecciones o un aumento del número de votos en blanco o nulos en los colegios electorales.
El segundo espacio importante es el liderado por Juan Schiaretti, quien, con un enfoque provincial, logró beneficiar a muchas voces del interior y de zonas particularmente productivas como la propia provincia de Córdoba o la vecina Santa Fe. No está claro cómo se definirá, pero lo que sí es seguro es que su cuota de más del 7% vale su peso en oro en el período previo a la votación. Se espera que su electorado se divida equitativamente entre Massa y Milei. Massa por compartir raíces peronistas y aglutinar el “miedo” a la posibilidad de un presidente Milei. A La Libertad Avanza por prometer retención cero para la agricultura en una zona con muchos intereses en este sector.
En tercer lugar está la izquierda, que obtuvo casi el 3% de los votos en las elecciones parlamentarias. Sus ideales son opuestos a los de Milei, pero no confían del todo en Massa como candidato elegible. Las previsiones apuntan a que parte de sus votos se destinarán al voto en blanco o a la no participación, mientras que la mayoría irá a parar a Massa, aunque los dirigentes de izquierda ya han declarado públicamente su neutralidad ante esta vuelta de votaciones.
En su discurso ganador en las elecciones generales, Sergio Massa pidió un gobierno de unidad nacional en el que incluiría líderes y apoyo de todo el espectro político, incluso de su oposición más feroz. El mayor desafío que tenemos por delante es liderar una economía gravemente golpeada hasta noviembre: corridas bancarias, escasez de suministros médicos y racionalización del suministro de gasolina están en la agenda.
El mayor activo electoral de Massa es que ha logrado relegar a un segundo plano a las figuras kirchneristas más visibles, Cristina Fernández y su hijo Máximo, lo que podría ayudar en esta búsqueda de unidad entre otros partidos. También cuenta con el importante apoyo de varios gobernadores provinciales.
El desempeño electoral de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires, quien ganó su reelección por un amplio margen, fue una razón no menor para la victoria de Massa en las elecciones presidenciales. El problema es que los gobernadores y alcaldes actualmente carecen de motivación para movilizarse para votar con sus propias candidaturas. A Massa le corresponde ganarse el compromiso de miles de funcionarios de provincias con diferentes realidades afectadas por los vaivenes de la economía nacional.
¿Qué significa esta elección a nivel internacional?
Si gana Massa, es probable que Argentina mantenga su membresía en los BRICS, anunciada durante el actual mandato de Alberto Fernández. Queda por ver cómo se desarrollarán las muy buenas relaciones de Massa con Estados Unidos, donde tiene, por ejemplo, afinidad con Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York y actual abogado de Donald Trump.
Si Milei gana, se espera que no sólo se retire de los países BRICS, sino que también centre su política exterior en el eje occidental y se alinee fuertemente con Estados Unidos e Israel (prometió seguir a la embajada de Tel Aviv para trasladar Jerusalén). ) y deja fuera a otras potencias como China.
En cuanto al Fondo Monetario Internacional (FMI), principal acreedor de Argentina, parece que ve con buenos ojos la continuidad de Sergio Massa al frente del barco. Este tipo de empresa normalmente no depende de personas externas o sin antecedentes políticos. Con Massa pueden continuar el diálogo (pese a algunas violaciones por parte del actual ministro de Economía) para no interrumpir el pago de la deuda argentina. No sería un problema para Milei negociar con el FMI si logra involucrar a economistas vinculados a Mauricio Macri que ya son conocidos del fondo. Las reuniones anteriores entre el equipo de Milei y el FMI no han enviado buenas señales en Washington.
Otro problema que surge por su impacto internacional es el desarrollo de la producción de petróleo y gas en los campos conocidos como Vaca Muerta.
En cuanto al desarrollo de Vaca Muerta, ambos candidatos, por supuesto, están a favor de la participación de empresas internacionales y de que se brinden oportunidades para sus inversiones allí. La diferencia surge del papel de la petrolera estatal YPF. Massa apostaría por YPF para avanzar en el desarrollo de Vaca Muerta, donde la empresa ya tiene acuerdos con, por ejemplo, la estatal malaya Petronas. Por su parte, Milei habla de la “privatización de Vaca Muerta”, lo que no queda del todo claro a qué se refiere, pero ciertamente tiene relación con la privatización de YPF y sus activos, ya realizada durante el gobierno de Carlos Menem en el Década de 1990.
Argentina tiene apenas unas semanas para decidir quién será el futuro presidente, quien determinará el rumbo del país durante los próximos cuatro años. Las opciones son totalmente opuestas y es seguro que el próximo líder enfrentará una economía en crisis y una nación dividida. Aún así, el futuro podría ser brillante para un país que ha sido duramente golpeado pero que ofrece oportunidades concretas de desarrollo.
El autor es un periodista y empresario argentino especializado en las relaciones Asia-América Latina y cofundador de ReporteAsia.com.
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