Murió jesuita que se opuso al dictador paraguayo

Asunción, Paraguay – Después de vivir en Paraguay, donde trabajó en los barrios más pobres y formó a varias generaciones de líderes jóvenes, el sacerdote jesuita Francisco de Paula Oliva falleció el 3 de enero en Asunción. Tenía 93 años.

Nacido en España, el jesuita vivió la revolución en Nicaragua. Luchó con palabras en los medios de comunicación contra el dictador paraguayo Alfredo Stroessner y el Partido Colorado. Fue expulsado a Argentina, casi secuestrado, y sobrevivió como refugiado en Inglaterra y Ecuador hasta que regresó a Paraguay.

El padre Oliva, conocido como “Pa’i Oliva” en idioma guaraní, fue un símbolo de la lucha diaria por la igualdad social en Paraguay, uno de los países más desiguales de América, donde el 2,5% de la población posee más del 80%. de tierra cultivable.

Esperanza Martínez, senadora paraguaya y exministra de Salud, lo calificó como “nuestro querido Pa’i Oliva, un compañero incansable en todas las luchas y demandas por la injusticia social”.

La historiadora paraguaya Margarita Durán-Estragó escribió en su perfil de red social: “Tenemos una nueva santa paraguaya. San Pa’i Oliva. … , Padre)”.

El padre Oliva, nacido en Sevilla, España, se incorporó a los jesuitas en 1946 y se instaló en Paraguay en 1964 para trabajar como maestro. Al año siguiente se convirtió en ciudadano paraguayo y un mes después fue expulsado de la dictadura de Stroessner. La policía lo arrestó, lo subió a un bote y lo llevó al otro lado del río hacia Argentina. Allí permaneció nueve años, asistiendo a migrantes paraguayos y bolivianos en Buenos Aires mientras era vigilado por la policía y el ejército.

Por invitación de la Iglesia Anglicana, pudo viajar a Inglaterra justo cuando los militares querían secuestrarlo en medio de la dictadura argentina. Dos de sus empleados “desaparecieron”.

Su superior jesuita en Argentina, con quien tenía constantes conversaciones, era el entonces padre Jorge Mario Bergoglio. El Papa Francisco y el Padre Oliva se volvieron a encontrar en Asunción en 2015 y se abrazaron como amigos.

Cientos de personas del barrio donde vivía y trabajaba el padre Oliva custodiaban su cuerpo antes de su funeral el 4 de enero.

Jacinta Rangel

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