Fue el día 9, en una mañana soleada, que Beto Pandiani, de 64 años, zarpó de su velero para surcar las aguas no tan claras del río Pinheiros. La escena inusual fue parte de la promoción de una aventura mucho más grande: una expedición entre Alaska y Groenlandia, un viaje de 3,000 millas a lo largo del borde de la capa de hielo.
El viaje está previsto que comience a finales de mayo y dure 100 días. La hoja de ruta exige que el partido se lleve a cabo en Nome, en el estrecho de Bering, en Alaska. Solo Pandiani y el marinero francés Igor Bely estarán en el barco, un catamarán de 24 pies. Lo especial de este velero es la presencia de un asiento con pedal, que permite el desprendimiento incluso sin condiciones de viento suficientes.
“Hacer una expedición como esta es como tomarse unas vacaciones del mundo. es un tiempo para mi No contestas el teléfono, no contestas WhatsApp. Tienen una visión más clara y objetiva de lo que sucede en el mundo”, comentó Pandiani.
advertencia ambiental
Además del carácter personal, el viaje sirve para la conciencia ambiental. La ruta, conocida como el Paso del Noroeste, solo puede ser navegada por el retroceso (descongelamiento) de la capa de hielo. El cambio climático ha creado un pasaje que ha estado bloqueado durante siglos.
En condiciones normales, el hielo impediría que los barcos cruzaran del Atlántico Norte al Pacífico Norte. La apertura de este pequeño corredor en verano tiene inevitables consecuencias ecológicas, geopolíticas, económicas y culturales. De esta experiencia surgirá una película, un libro y material didáctico. El presupuesto, patrocinado por cinco empresas, ronda los R$ 5 millones.
No importa cuán cuidadoso sea, según Pandiani, siempre habrá imponderables en tal expedición. “La mera posibilidad de salir adelante en barco es un problema. Todo dependerá de las condiciones del hielo”, dijo. “También está el tema de la seguridad, la región tiene osos polares”.
Otro aspecto importante de este viaje es la necesidad de eliminar los excesos. Y uno de los elementos que suele añadir “peso” a una vasija como la de Pandiani es el “agua”. “Para solucionar este problema, contamos con dispositivos que permiten la desalinización del agua de mar. Es un proceso gota a gota, pero podemos viajar mucho más fácilmente”.
Esta será la octava expedición de Pandiani. Hizo su primera experiencia en 1994. El viaje, titulado “Entre los Trópicos”, condujo desde Miami hasta Ilha Bela – y duró 298 días. Luego recorrió toda la costa sur del continente sudamericano por la llamada “ruta astral”. Otra expedición destacada fue la “Travesía de Drake”, que cruzó el paso entre América del Sur y la Antártida desde Ushuaia (Argentina).
Ex empresario nocturno
Antes de convertirse en un navegante reconocido y embarcarse en una serie de aventuras náuticas, Pandiani fue contratista de la noche a la mañana. No cualquier empresario. Fue uno de los socios de la mítica AeroAnta, casa que se convirtió en un referente desde mediados de los 80 hasta 1996.
AeroAnta era una mezcla de clubes nocturnos, bares y, en su mayoría, salas de conciertos (ubicados en lo que ahora es Largo da Batata en el lado oeste). Allí sucedieron muchas cosas importantes. Grandes nombres de la música brasileña e internacional se han presentado en el lugar. Entre los más conocidos están Caetano Veloso, Cazuza, Tim Maia y Marisa Monte. El grupo de rock también brilló allí con conciertos de Raimundos, Skank y otros.
Hitos internacionales como Nick Cave y Joe Satriani también aportaron gracia. “Mucha gente me pregunta si no fue el caso de reabrir el AeroAnta. Lo que la gente no entiende es que esta experiencia no se puede repetir. El AeroAnta no era una puerta. Era un portal”.
Pero la historia de Pandiani de noche comenzó en 1982 cuando era bartender en el Ritz. Aún sin alcohol, fue el responsable de unos martinis y tónicas que salieron del mítico bar: “En ese momento ya me interesaba navegar. Ya empezaba a aprender”.
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