BUENOS AIRES, 21 oct (Reuters) – Los votantes argentinos están profundamente divididos de cara a las históricas e inciertas elecciones presidenciales del domingo. Algunos dicen que es posible que no decidan hasta las urnas, lo que abre la posibilidad de que se produzca un drama de último minuto.

La votación es una reñida carrera a tres bandas entre el outsider radical Javier Milei, el ministro de Economía peronista en el poder, Sergio Massa, y la ex ministra de seguridad de centroderecha, Patricia Bullrich, quienes representan visiones completamente diferentes de Argentina.

“Elegiré el que me parezca menos malo. Pero les digo que estoy 50-50 hasta el domingo”, dijo Soledad Sánchez, auditora en Buenos Aires, agregando que está dudando entre los dos principales candidatos de la oposición, Bullrich y Milei.

“A ver qué voto pongo en el sobre”.

El economista libertario Milei está en la primera posición para ganar, pero probablemente enfrentaría una segunda vuelta. Las encuestas sugieren que Massa está por delante de Bullrich y se asegurará el segundo lugar en la segunda vuelta. Sin embargo, los encuestadores no pudieron predecir el resultado de unas primarias abiertas en agosto, lo que deja mucho margen de duda.

La votación marca una encrucijada importante para Argentina, uno de los mayores exportadores de granos del mundo, con diferencia el mayor deudor del Fondo Monetario Internacional (FMI) y que tiene grandes depósitos de petróleo y gas de esquisto, así como del metal para baterías litio.

Yamila Papina, funcionaria pública de la capital, dijo que apoyaba al actual candidato gubernamental de centroizquierda, Massa, y agregó que estaba preocupada por las propuestas de Milei para reducir el estado y recortar drásticamente el gasto.

“Las brechas en este sistema son cada vez mayores. … No quiero ese modelo en absoluto”, dijo. “No hay debate sobre por quién votaré en esta elección. Será Sergio Massa”.

Bullrich, cuyo apoyo se ha visto debilitado por el repentino ascenso de su rival de extrema derecha Milei, es la candidata conservadora del establishment y cuenta con el apoyo de muchos en la comunidad empresarial local que valoran su mensaje fuerte y estable, así como su enfoque en la seguridad.

“Bullrich es el más racional, es decir, propone cambios quizás un poco más esperados y sensatos”, dijo Hernán Etchaleco, director de una consultora local de comunicaciones. “Eso es lo que quisiera para el país”.

Sin embargo, Milei ha sido la comidilla de la campaña desde que obtuvo una sorpresiva victoria en las primarias de agosto, liderando las encuestas más recientes. Ha resonado entre los votantes, particularmente entre los votantes jóvenes enojados por años de miseria económica, que ahora empeora con una inflación del 138% y dos quintas partes de la gente en la pobreza.

“He pasado toda mi vida con problemas”, dijo Agustín Geist, de 24 años, que nació justo antes de la última gran crisis económica de 2001-2002, cuya sombra todavía se cierne sobre Argentina hoy.

“Me parece que es hora de un cambio, de ver cómo podemos cambiar la realidad del país”.

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