La ya frágil economía argentina ahora está siendo golpeada por la naturaleza, ya que la peor sequía en casi 100 años diezma la producción clave de soja, trigo y maíz.

Las cosechas de soja y trigo se han reducido a la mitad este año, mientras que los rendimientos de maíz cayeron en más de un tercio, según estimaciones oficiales, lo que provocó una caída en las exportaciones de Argentina en un sector importante para el fisco.

Combinada con una inflación que se acerca al 100 por ciento año tras año y una deuda de $ 44 mil millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la sequía no podría haber llegado en peor momento para la tercera economía más grande de América Latina.

Además, “la verdadera situación no se aclarará hasta que los recolectores entren en los campos”, dijo a la AFP el ingeniero agrónomo Jaime Mestre.

Con lluvias un 50 por ciento menos de lo habitual, es probable que la cosecha sea de menor calidad.

la falta de agua

Cuando el presidente Alberto Fernández estuvo en Washington la semana pasada para reunirse con el presidente estadounidense Joe Biden, suplicó en la reunión del Directorio Ejecutivo del FMI clemencia frente a la peor sequía “desde 1929”.

Estados Unidos es el país con más derechos de voto en el FMI, que respondió anunciando un desembolso de 5.400 millones de dólares a Argentina como parte de su programa de préstamos.

Pero el FMI insistió en que en medio de “una sequía que empeora, una inflación creciente (y) una cobertura de reservas débil”, Argentina “necesitaba un paquete de políticas más fuerte para mantener la estabilidad, manejar los contratiempos y salvaguardar los objetivos del programa”.

El economista de la Bolsa de Valores de Rosario, Tomás Rodríguez Zurro, estima que la pérdida total para la economía debido a la mala temporada de cultivo de granos en Argentina será de unos $20 mil millones, casi tres puntos porcentuales del PIB.

En la zona agrícola de Lima, a unos 100 kilómetros (62 millas) al noroeste de la capital Buenos Aires, gran parte de la cosecha de soja de este año simplemente permanecerá en el campo, agregó el agrónomo Jaime Mestre.

Debido al bajo rendimiento y la mala calidad, no tiene ningún sentido económico enviar la cosechadora.

La soja “no pudo desarrollarse por la falta de agua y las altas temperaturas”, dijo Mestre sobre la sequía que ya dura tres años.

La soja aporta alrededor de US$10.000 millones al tesoro estatal anualmente, un importante generador de ingresos para Argentina, que se ha visto afectada por un ciclo climático inusualmente duro de La Niña.

Según la Bolsa de Comercio de Rosario, el sector de la soja tendrá su producción más baja en 23 años, $7.300 millones menos que en 2022.

condiciones difíciles

Mestre dijo que la humedad del suelo alrededor de Lima se ha reducido a alrededor del cinco por ciento, lo que no es suficiente para permitir que se plante la próxima cosecha de trigo en unas pocas semanas, que deberá incorporarse al suelo.

En los campos, las mazorcas están marrones y agrietadas, los granos de maíz son pequeños e irregulares.

Esto significa que la cosecha de Argentina podría no cumplir con los “estándares de exportación”, dijo Mestre.

“No es un problema que se solucione si empieza a llover hoy”, agregó.

“(También) tiene que ver con las condiciones del país”, dijo Mestre, citando la falta de acceso al crédito y la inflación “que cambia los costos todos los días”.

El interior más rural sentirá más el dolor, añadió.

Argentina registró un crecimiento económico del 5,2 por ciento en 2022, una desaceleración en comparación con 2021, pero aun así registró su segundo año consecutivo de crecimiento, el primer período de crecimiento de dos años desde 2010-2011.

Sin embargo, la inflación se mantuvo alta en 94,8 por ciento, lo que impidió que el país se beneficiara de este repunte.

El aumento de la inflación significa que la mayoría de los bienes son el doble de lo que eran en esta época el año pasado y marca el regreso de una inflación de casi tres dígitos por primera vez desde principios de la década de 1990.

Hace una semana, Fitch Ratings rebajó la calificación de la deuda en moneda extranjera de Argentina a un escalón por encima del incumplimiento.