El 26 de julio de 1952, hace 70 años, Eva Perón murió de cáncer de cuello uterino a la edad de 33 años. En su corta vida pasó de ser una pobre niña bastarda a una actriz de radionovelas y luego a la primera dama argentina amada por los más pobres. Incluso después de su muerte, su historia continuó. No solo como mito y figura venerada, sino también porque su cuerpo estuvo desaparecido durante 16 años. Esta historia, contada por el escritor y periodista Tomás Eloy Martínez en su novela basada en hechos Santa Evitaahora está disponible bajo el mismo título que una serie de siete capítulos en Star+.
Es un ejemplo perfecto de cómo la realidad es mucho más extraña que cualquier ficción. “Eloy Martínez siempre decía que mucha gente pensaba que las cosas que él inventaba eran reales y que las cosas que pasaban las inventaba él”, dijo el director Rodrigo García. Estao.
“Esa es la belleza de las historias porque nada es del todo ficción ni del todo realidad. Todo es una aproximación, todo es un punto de vista. A veces se usa la expresión ‘la vida imita al arte’. La vida no imita a nada. Habrá algo mucho más loco en la realidad.”
En la serie, el cuerpo de Evita (Natalia Oreiro) es embalsamado por el doctor Pedro Ara (Francesc Orella), quien también realiza tres réplicas. La idea es que se muestre en un memorial construido especialmente para este fin. Pero unos tres años después, el presidente Juan Domingo Perón (Dario Grandinetti) renuncia bajo la presión de los militares, que se están haciendo cargo del gobierno. Ante el temor de que el cadáver de Evita Perón pudiera convertirse en objeto de culto, deciden disponer del cadáver en un operativo que estuvo bajo el mando del teniente coronel Moori Koenig (Ernesto Alterio). “Era una mujer poderosa que, aun muerta, fascinaba a sus contrincantes, que querían poseerla sin poder contenerla”, dijo Natalia Oreiro en entrevista con Estao. “Fue una gran responsabilidad interpretar a Eva, la mujer más importante en la historia política de nuestro continente”.
CONTROVERSIA
Todo el equipo es consciente de que Eva Perón es un personaje tan popular como polémico. “Ella está muy presente en Argentina. Está en las calles, en los grafitis, en las fotos. Tus pensamientos siguen vivos. Tenemos un gobierno peronista”, dijo el productor artístico Alejandro Maci. Sin embargo, enfatizó específicamente que no es una biografía, aunque hay algunos flashbacks. “Estamos contando un caso que sucedió después de su muerte, que se remonta a toda su historia y al mismo tiempo es un retrato de la perversión de una sociedad como la nuestra, Argentina. Es universal en ese sentido porque las oscuras pasiones que despertó son humanas, no argentinas”.
García explicó que como hombre y como extranjero (es colombiano) no se atrevería a montar una pura biografía. Lo que atrajo a la cineasta del libro y la posibilidad de llevarlo a la pantalla fue precisamente que el cuerpo de una mujer está en poder de los hombres que deciden su destino. “Es casi una metáfora de que si no fuera real sería un poco asqueroso”, dijo. “Una metáfora de la obsesión por el cuerpo, obsesión positiva y negativa por ese cuerpo. Adoran el cuerpo de la dama pero también la llaman vaca”.
DICOTOMÍA
El director también reflexiona que “existe esa dicotomía de dividir a las mujeres en santos y p… eso me parece tan contemporáneo como entonces. Muchas cosas de la verdad y de lo que inventó Eloy Martínez no son ni siquiera metáforas de hoy, sino ejemplos”.
Sabiendo que la mayoría de los espectadores fuera de Argentina conocen a Evita a través del musical de Andrew Lloyd Webber, la actriz uruguaya Natalia Oreiro ve la serie como una oportunidad para mostrar su historia política y cómo fue una mujer poderosa en un mundo sexista. “Eso me parece muy oportuno. Era poderosa, despertaba odio y amor, incluso muerta, de hecho, los asustaba mucho. Porque tener miedo a un cadáver es algo inexplicable”.
La información proviene del periódico. El estado de Sao Paulo.
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