“Como artistas tenemos talento y tenemos que usarlo para decir lo que creemos. El arte tiene una voz y nosotros usamos esa voz”, dijo a la AFP el ucraniano Ivan Putrov, coorganizador del evento, sede de la Ópera Nacional Inglesa, antes de la gala en el Coliseo de Londres.
Putrov fue bailarina principal en el renombrado Royal Ballet de 2002 a 2010. Ahora que su país estaba desgarrado por la guerra, decidió ir junto con la bailarina rumana Alina Cojocaru, quien como él se formó en Kiev, donde todavía tienen amigos y familiares, movilizar al mundo del ballet en este “llamamiento humanitario”.
Dos semanas después, reunieron un equipo extraordinario para “recaudar fondos que salvarán vidas” y “enviar un mensaje, no solo a Occidente (…) sino también a los rusos, algunos de los cuales nos están escuchando y alzarán la voz”. , porque “lo que está pasando es terrible”, dice.
Grandes estrellas subirán al escenario como la rusa Natalia Osipova, la argentina Marianela Nez y la japonesa Fumi Kaneko, todas del Royal Ballet, el francés Mathieu Ganio de la Ópera de París, la ucraniana Katja Khaniukova, el español Aitor Arrieta y la estadounidense Emma Hawes del English National Ballet .
Bailarines y músicos donaron su trabajo y las ganancias se destinan al Comité de Emergencia de Desastres (DEC), una plataforma que incluye a la Cruz Roja Británica y otras 14 ONG humanitarias para ayudar a las víctimas de la guerra.
Entre boletos y donaciones, esperan recaudar más de £100,000 ($130,000, €120,000).
“¿Es apropiado el arte en circunstancias tan extremas? Por supuesto, porque le da esperanza a la gente, les da inspiración”, dice Putrov.
– “Embajada de la Unión” –
La gala comienza con el himno nacional ucraniano y finaliza con “El triunfo del amor” de la balada “Raymonda” con música del ruso Alexander Glazunov.
Entre 13 coreografías simbólicas como “No Man’s Land” de Liam Scarlett, “Lacrimosa” de Gyula Pandi o “Ashes” de Jason Kittelberger.
Los rusos Tchaikovsky y Rachmaninoff también tocarán junto a otros compositores europeos, porque “la cultura rusa no tiene nada que ver con Putin y Putin no tiene nada que ver con la cultura rusa”, subraya el ucraniano.
“Y el baile ha estado tan integrado durante siglos que no se puede asignar a una sola nación. Este es un mensaje de unidad”, añade.
Asimismo, la presencia de Osipova, una de las bailarinas rusas más destacadas fuera de su país, que se negó a conceder entrevistas, “muestra que Rusia no es sinónimo de agresión”, dice.
Entre los artistas que respondieron ‘asistiendo’ estaba el cubano Javier Torres del Northern Ballet, quien se presentaría hoy con su compañía Casanova en Leeds, en el norte de Inglaterra. Pero pidió ser reemplazado para traer una versión masculina de La muerte de un cisne de Camille Saint-Sans.
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