El derecho al delirio

Hace muchos años, durante la dictadura militar en Argentina, madres cuyos hijos habían desaparecido extrañamente realizaban continuas vigilias en la Plaza de Mayo. Sostuvieron carteles con preguntas sobre sus hijos, que habían sido llevados a cuartos oscuros y desaparecidos en el aire o en las insondables profundidades del agua. Eduardo Galeano llamó a estas madres “mujeres que dieron a luz a sus hijos”. En los días del miedo, sus hijos se apagaron tanto que envejecieron en las preguntas sin respuesta de Plaza de Mayo. Las Abuelas de la Plaza de Mayo. Los secuaces de una época oscura la llamaron “loca”. Sin embargo, Galeano, el uruguayo perseguido por la dictadura de Montevideo y exiliado en Argentina, se vio obligado a buscar otros caminos tras ver “las venas abiertas de América Latina”. En un poderoso poema reivindicó “el derecho al delirio”. En este poema Galeano hablaba de ellas, de las locas de Plaza de Mayo, reconociendo en ellas “un ejemplo de salud mental porque se negaron a olvidar, en tiempos de amnesia obligada”.

Jacinta Rangel

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