El avión de carga Boeing 747, propiedad de la empresa venezolana Emtrasur, quedó en tierra el 8 de junio en Argentina con sus 19 tripulantes, cinco iraníes y 14 venezolanos. El avión llegó al aeropuerto de Buenos Aires con un cargamento de autopartes provenientes de México luego de intentar sin éxito ingresar a Uruguay.
Emtrasur es una subsidiaria de la aerolínea venezolana Conviasa. La compañía compró el avión a la iraní Mahan Air hace más de un año. Ambas aerolíneas han desafiado las sanciones estadounidenses unilaterales en los últimos años al volar a varios destinos regionales e internacionales.
Sin embargo, el Departamento de Justicia de EE. UU. dice que la compra de Emtrasur es una “transferencia no autorizada”. El 19 de julio, un tribunal de EE. UU. en el Distrito de Columbia emitió una orden para incautar el avión, alegando violaciones de las “leyes de control de exportaciones” de EE. UU.
El miércoles, Maduro criticó la solicitud de Estados Unidos de confiscar el avión.
“Pretenden robarnos un avión que es de Venezuela, por derecho pertenece a Venezuela… después de secuestrarlo durante dos meses. Venezuela expresa su protesta y pide todo el apoyo del pueblo argentino para recuperar este avión”, dijo Maduro en la televisión estatal.
Dos días antes, un juez argentino emitió una orden autorizando la salida de 12 de los 19 tripulantes. La medida se produjo días después de que Irán convocara al máximo funcionario de la misión diplomática argentina en Teherán para presentar una dura denuncia contra la detención de iraníes en Buenos Aires.
La Cancillería iraní ha reiterado que la presencia de los instructores iraníes a bordo de la aeronave venezolana cumplió con las normas internacionales de aviación y no existe base legal para que la tripulación siga detenida en Argentina.
MA/PressTV
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