La candidatura de Argentina para convertirse en miembro de los BRICS fue la única en América apoyada por los miembros fundadores del grupo durante la última cumbre de agosto. Pero Milei había prometido durante su campaña electoral rechazar la membresía, que entrará en vigor en enero de 2024.
Anteriormente, el libertario de derecha Milei dijo que “no haría negocios con países comunistas” y abogó por cortar los lazos con China y, en cambio, construir vínculos con “el lado civilizado del mundo”. Durante la campaña electoral, Milei también acusó a China de financiar publicidad pro-Massa en YouTube.
Sin embargo, los aliados de Milei han intentado moderar su retórica en las últimas semanas para cortejar a los votantes moderados.
Al mismo tiempo, Mondino explicó que la coalición política detrás de Milei examinaría de cerca los “acuerdos secretos” firmados entre el gobierno y Beijing.
Los analistas dijeron que la probabilidad de cambios sustanciales en las relaciones chino-argentinas era mínima.
Bernabé Malacalza, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, dijo que la alianza política de Milei tuvo que hacer concesiones durante la campaña electoral para ganarse el apoyo de Mauricio Macri, ex presidente argentino y líder de la derecha moderada del país.
Una de las supuestas condiciones del partido de Macri para apoyar a Milei en la segunda vuelta fue mantener estrechos vínculos económicos con China, el segundo mayor socio comercial de Argentina después de Brasil.
“En medio de la crisis actual, Argentina necesita urgentemente dólares, ayuda al banco central y la continuación de los proyectos en curso”, dijo Malacalza. “China desempeña un papel crucial en estos tres aspectos”.
Desde 2008, Argentina ha celebrado acuerdos de financiación con China en el marco de nueve acuerdos de préstamo por un total de 8.100 millones de dólares, añadió, destacando que de ese monto, 7.700 millones de dólares fueron para seis proyectos a través del Banco de Desarrollo de China y el Banco de Exportación e Importación de China.
“Pero China está profundamente arraigada en los cimientos de la economía local, por lo que reducir la dependencia no es fácil”, afirmó Urdínez.
“El pragmatismo prevalecerá y al final la relación con Beijing será la misma que bajo gobiernos anteriores”.
Urdínez cree que sería un desafío para Milei y su equipo revisar los acuerdos ya firmados con Beijing, ya que todos contienen cláusulas que imponen sanciones por violaciones.
Sería “bastante complicado” y plantearía “problemas graves” seguir ese camino, añadió. “La lógica será mantener la cabeza gacha, dejar de lado los discursos ideológicos y aplicar los acuerdos”.
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