Las elecciones generales, celebradas en Argentina el domingo 14 de noviembre, fueron claramente ganadas por la coalición de derecha Juntos por el Cambio. ¿Este resultado anunciaría o confirmaría el surgimiento de un ciclo liberal-conservador en América Latina?
El éxito de la unión legal es indiscutible. “Juntos por el Cambio” ganó por un cómodo margen del 41,9% de los votos emitidos frente al 33,5% del “Frente de todos”, nombre de la coalición que apoya a los ejecutivos peronistas Alberto Fernández y Cristina Kirchner. La mayoría de las tropas gubernamentales perdieron en las cinco provincias más pobladas del país, Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Santa Fe y São Luís. Las tierras históricas del peronismo y el kirchnerismo, La Pampa y Santa Cruz, cayeron en manos de la oposición. La derecha unida recibió el 47% de los votos en la capital, y un candidato de extrema derecha obtuvo un sorprendente 17%.
Estos pasos legislativos no son elecciones generales. Sólo se renovaron la mitad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Esto no impidió que las fuerzas de derecha derrocaran la cámara alta. Fue la irrupción de la extrema derecha, que entró en el Congreso con cuatro diputados, lo que permitió al Frente de Todos afirmar su posición como primera minoría. Sin embargo, esta derecha victoriosa está lejos de estar unida. Esta victoria llevó incluso a algunos de sus líderes mediáticos, Patricia Bullrich, líder del partido PRO, oa Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de la capital, a reclamar las elecciones presidenciales. Pero ser un competidor con la misma fuerza mitiga la aspereza. El año 2023, cuando se realizarán las próximas elecciones presidenciales, promete ser un ambiente favorable tanto para las fuerzas liberales como para las conservadoras.
¿Podríamos decir que las elecciones argentinas del 14 de noviembre de 2021 confirman un nuevo ciclo de la derecha en América Latina?
Sí, si a este resultado le sumamos las “Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias”, PASO en la jerga electoral argentina, del 12 de septiembre de 2021, que aún se realizó en Argentina. Sí, si le sumamos la victoria del candidato de derecha, Guillermo Lasso, en Ecuador el 11 de abril de 2021 (alianza CREO-PSC). Sí, si tenemos en cuenta las últimas elecciones en Perú el 11 de abril de 2021. La presidencia la ganó un hombre de izquierda, Pedro Castillo (Perú Libre), pero los votantes enviaron diputados de derecha al parlamento. Sí, si incluimos el resultado de las elecciones presidenciales de 2018/2020. En Paraguay las ganó Abdo Benítez (Partido Liberal) el 23 de abril de 2018. En Guatemala fue electo Alejandro Giammattei el 11 de agosto de 2019 (Vamos a una Guatemala diferente – VAMOS) y en El Salvador por Nayib Bukele (Gran Alianza por la Unidad Nacional – GANA). Finalmente, Luis Alberto Lacalle Pou (Partido Nacional) ingresó al Supremo Poder Judicial de Uruguay el 27 de octubre de 2019.
No, si miramos a Bolivia, donde Luis Arce (Movimiento al Socialismo) asumió como jefe de Estado el 18 de octubre de 2020. El 1 de julio de 2018, México eligió a un nacionalista y progresista, Andrés Manuel López Obrador. Todavía no, si creemos en las encuestas de Brasil (2 de octubre de 2022), Chile (21 de noviembre de 2021), Colombia (29 de mayo de 2022), Honduras (28 de noviembre de 2021) anunciando la victoria de candidatos con ideas progresistas: Luiz Inácio Lula da Silva (PT) en Brasil, Gabriel Boric (Apruebo la Dignidad) en Chile, Gustavo Petro (Colombia Humana) en Colombia y Xiomara Castro (Partido Libertad y Refundación – LIBRE) en Honduras. Aún no si metemos en el pastel progresista Cuba, que ratificó al presidente comunista Miguel Díaz-Canel en 2018, Nicaragua, que reeligió al presidente Daniel Ortega el 7 de noviembre de 2021, y Venezuela, que sancionó la victoria de Nicolás Maduro el 20 de mayo de 2018. (Partido Socialista Unido de Venezuela-PSUV).
Ante estos resultados, que “simultáneamente” superponen candidaturas de derecha e izquierda igualmente victoriosas, ¿es posible discernir ciclos electorales, a veces de derecha, a veces de izquierda? La incertidumbre es tanto mayor cuando ciertas victorias en Cuba, Nicaragua y Venezuela han sido ganadas sin gloria porque no hubo resistencia en buena y debida forma. Las encuestas tampoco permiten interpretar con certeza el marco de ciertas elecciones, tanto en Chile como en Honduras.
Un indicador parece más relevante y ofrece una mejor legibilidad para intentar encontrar una clave de lectura más satisfactoria en ausencia de un ciclo. Se le puede encontrar en el diario argentino La Razón a partir del 15 de noviembre. Para explicar a sus lectores las causas de la “amarga derrota del peronismo” en la legislación parcial del 14 de noviembre, este diario comentó: “La pobreza y la inflación galopante minaron la coalición oficial”. De hecho, la mayoría de los cambios legítimos que se han evidenciado en América Latina en los últimos años tienen en realidad un origen económico y social. Aquí en Argentina y allá en México, los votantes se definían mucho más por su vida cotidiana que por su ideología. La inflación en Argentina supera el 41%, el desempleo absoluto es del 10% y la pobreza afecta a más del 40% de la población. Mauricio Macri (derecha) ya había abatido estos números en las anteriores elecciones presidenciales de Argentina en 2019.
texto publicado originalmente en francés, el 16 de noviembre de 2021, en la sección de Análisis del Institut de Relations Internationales et Stratégiques – IRIS, París/Francia, originalmente titulado “Élections en Argentine: un nouveau cycle libéral-conservateur en Amérique latine?”. Traducción: Manoel Sebastião Alves Filho y Maisa Ramos Pereira. Reseña de Luzmara Curcino.
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Jean Jacques Kourliandsky Es Director del Observatorio Latinoamericano en IRIS – Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas con sede en París y responsable de informar y analizar la situación geopolítica de América Latina y el Caribe. Es licenciado en ciencias políticas por el Instituto de Estudios Políticos de Burdeos y doctor en historia contemporánea por la Universidad de Burdeos III. Trabaja como observador internacional en las Fundaciones Friedrich Ebert y Jean Jaurès. Es, entre otros, autor del libro “Amérique Latine: Insubordinations émergentes” (2014) y colabora frecuentemente con el Observatório da Imprensa, en colaboración con LABOR – Laboratorio de Estudios del Discurso – UFSCar y con LIRE – Laboratorio de Estudios de la Lectura .
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