Argentina ha reclamado durante mucho tiempo la soberanía sobre islas en el suroeste del Atlántico, a 300 millas de su costa y a 8.000 millas de Gran Bretaña. Una placa en su memoria cuelga en el patio del palacio presidencial de Buenos Aires.
El secretario de Asuntos Exteriores británico, Lord Cameron, visitó las islas en febrero y dijo que su soberanía no estaba sujeta a discusión.
El presidente Milei dijo: “Si este territorio está ahora en manos de Gran Bretaña, tiene derecho a hacerlo. No veo esto como una provocación”.
Esta parece ser una observación significativa, ya que anteriores jefes de Estado y muchos argentinos se han negado sistemáticamente a reconocer la pertenencia de las islas a Gran Bretaña.
En 2013, cuando Lord Cameron era primer ministro, los isleños votaron a favor de seguir siendo un territorio británico de ultramar.
El presidente Milei dijo que quería que las islas fueran anexadas a Argentina “como parte de la paz”.
“No renunciaremos a nuestra soberanía ni buscaremos un conflicto con el Reino Unido”, afirmó.
Se negó a dar un plazo para esto, diciendo que “llevará algún tiempo” y que se necesitan “negociaciones a largo plazo”.
Cuando se le preguntó por qué Gran Bretaña aceptaría esto, dijo a la BBC: “Tal vez no quieran negociar hoy. Es posible que lo quieran en una fecha posterior. Muchas posiciones han cambiado con el tiempo”.
Negó que no fuera una prioridad para él, pero cuando se le preguntó admitió que “por supuesto” podría llevar décadas, citando la devolución de Hong Kong de Gran Bretaña a China en 1997.
Su retórica es mucho más dócil que la de su predecesor de izquierda, Alberto Fernández, quien describió las islas como “tierras robadas” y los reclamos británicos sobre ellas como “repugnantes”.
Bajo su liderazgo, Argentina abandonó un acuerdo de cooperación y presionó para que se reanudaran las conversaciones en las islas.
El enfoque del presidente Milei sorprendió a algunos porque había adoptado enfoques radicales en otras cuestiones políticas durante la campaña. Por ejemplo, durante la campaña electoral llevaba consigo una motosierra para simbolizar su deseo de realizar recortes drásticos en el gasto público y del Estado, que también defendió en la entrevista.
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