Argentina anotó 3-0 en Bolivia con tres goles de Messi, quien se convirtió en el máximo goleador sudamericano de una selección nacional del continente, superando a Pelé.
Fue una especie de reunión. Argentina no había tocado frente a una audiencia durante un año y medio. Pero no es de esta reunión de la que estoy hablando. Quizás el aficionado argentino nunca conoció realmente a Messi. Marcó tres goles, levantó una copa, sonrió, lloró. El hombre Messi finalmente se presentó a los amantes de su país.
La Copa América lo cambió todo. Los argentinos no se han convertido en campeones en 28 años, ha pasado demasiado tiempo. Y Messi, a pesar de haber sido votado como el mejor del mundo tantas veces, se acercaba a la jubilación sin poder darle a su país ni un solo trofeo.
Ya ni siquiera hablamos del Mundial, algo que lo equipararía con Maradona. No, cualquier título serviría. Parecía que no iba a venir. Pero llegó. La victoria por 1-0 contra Brasil en julio sacó a nuestros vecinos de un punto de elefante.
El ambiente en el Monumental de Nuñez este jueves fue diferente. Hace un tiempo que no se ve una Argentina fácil en el campo y en su relación con las gradas. Sin el balón, Messi ya no es el Messi que era hace diez años. Camine menos, camine más, apenas empuje. Por supuesto, la edad llega para todos.
Pero hoy Messi está sonriendo, divirtiéndose, algo que pocas veces vemos con la camiseta de Argentina. Fue un “sufrimiento” infernal ver a Messi con el 10 albiceleste. Un sufrimiento para él, para los argentinos y para todos los que lo aman y al fútbol.
Ahora no. Ahora Messi ha organizado un equipo a su alrededor y en paz. Ya no es quien solía ser. Pero sigue siendo un genio, un monstruo capaz de cosas como las que hizo contra Bolivia. El primer gol, con el balón justo entre las piernas del oponente antes de la tarea, es una pintura. Y vinieron dos más.
También se aplica a Bolivia. Argentina no pudo ganar fácilmente ni siquiera con esos equipos. Recuerde, una Argentina jodida y en crisis estaba a un paso de vencer a Francia en los octavos de final del Mundial 2018, que serían conquistados por los propios franceses. El talento está ahí. Fue la confianza la que fue diezmada y ahora se salva.
Un año antes de la próxima copa vemos una Argentina completamente diferente. Si Messi llega sano y salvo, son verdaderos candidatos.
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