Argentina lanzó el billete de 2.000 pesos el lunes, ya que la inflación de más del 100% anual está obligando a su población a llevar montones de efectivo cada vez más grandes para pagar las compras diarias. Sin embargo, el nuevo billete vale alrededor de US$4 o R$20, teniendo en cuenta las tasas de cambio paralelas del país. A la tasa oficial, que está sobrevaluada por los controles de cambio y las restricciones gubernamentales, vale alrededor de $8.50.
Los billetes estuvieron listos antes de lo previsto, dependiendo únicamente del lanzamiento por parte del Banco Central de Argentina. La previsión era que el nuevo billete saldría a finales de este mes.
En febrero se anunció la emisión del billete de 2.000 pesos con la imagen de los doctores Cecilia Grierson y Ramón Carrillo, pioneros en el desarrollo de la medicina en Argentina, y la construcción del Instituto Nacional de Microbiología Doctor Carlos Malbrán.
Si bien el nuevo billete representa una mejora respecto al billete de 1.000 pesos, que hasta entonces era el de mayor denominación disponible en el país, no deja de decepcionar a economistas y ciudadanos, que han clamado por billetes con denominaciones de hasta 10.000 pesos.
La rápida devaluación de la moneda creó pesadillas logísticas para clientes, empresas y bancos, que tuvieron que abrir nuevas bóvedas para acomodar más billetes para alimentar los cajeros automáticos.
Los precios al consumidor subieron 109% en abril, el más alto desde 1991, cuando Argentina estaba saliendo de la hiperinflación. Es probable que las fuertes subidas de precios, junto con una sequía récord, sumerjan a la economía argentina en una recesión antes de las elecciones presidenciales de este año. Los economistas encuestados por el banco central esperan que la inflación anual se acerque al 150% en los próximos 12 meses.
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